La Comisión de Ética y Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) ha publicado una declaración sobre el Reglamento del Espacio Europeo de Datos de Salud (EEDS), aprobado por la Unión Europea y oficializado el 5 de marzo de 2025. Esta normativa pretende facilitar el acceso de los ciudadanos a sus datos sanitarios electrónicos y promover su uso con fines de interés público, como la investigación médica o la mejora de las políticas sanitarias. Sin embargo, la OMC advierte que su implementación plantea serios retos que requieren un análisis ético y deontológico profundo.
Aunque el EEDS promete avances significativos en la calidad de la atención médica y en el desarrollo científico, la OMC subraya que no se pueden pasar por alto los riesgos asociados. Entre los principales desafíos destacan la interoperabilidad entre los sistemas de salud de los distintos países miembros —muchos de ellos con infraestructuras tecnológicas desiguales—, así como la necesidad de una gobernanza clara y coordinada que garantice un funcionamiento eficaz del sistema a escala europea.
Uno de los aspectos más delicados señalados por la OMC es la protección de la privacidad de los ciudadanos. La creación de una base de datos compartida entre países eleva el riesgo de accesos indebidos, brechas de seguridad y uso no consentido de la información sanitaria. En particular, se critica el sistema de “consentimiento por omisión” (opting-out) que contempla el reglamento, ya que podría hacer que los pacientes no sean plenamente conscientes del uso que se hace de sus datos, limitando su capacidad real de decidir.
También se advierten desigualdades en el acceso al EEDS, especialmente para personas mayores, colectivos vulnerables o ciudadanos de regiones con menor digitalización. A esto se suman los costes que conlleva su desarrollo y mantenimiento, así como la posible resistencia por parte de los profesionales sanitarios, acostumbrados a otros sistemas de trabajo.
Por todo ello, la OMC propone que se establezcan mecanismos de control ético y normativo rigurosos, que garanticen la seguridad, trazabilidad y buen uso de los datos sanitarios. Además, recuerda que la confianza de la ciudadanía será clave para el éxito del EEDS: si los pacientes perciben que su privacidad está en riesgo o que el sistema no actúa en su beneficio, podrían negarse a compartir sus datos, comprometiendo así todo el proyecto.
En definitiva, la OMC respalda los objetivos del EEDS, pero insta a que su desarrollo se haga con plena garantía de los derechos fundamentales, con transparencia, responsabilidad institucional y participación de todos los actores implicados. Solo así será posible que esta herramienta contribuya a una sanidad europea más equitativa, eficaz y ética.